viernes, 28 de agosto de 2009

Caída de la Gran Tenochtitlan.


Cuando Hernán Cortés fue derrotado durante la batalla de la noche triste, huyó y se refugió en Tlaxcala, con el propósito de buscar nuevos aliados y formar un gran ejército para regresar y atacar nuevamente a la gran ciudad.
Cuitláhuac, había sido elegido por los mexicas para ocupar el lugar de Moctezuma. El quería reconstruir lo que los españoles habían destruido, pero fue atacado por la viruela y también murió junto con muchos de los mexicas.
Esto debilitó mucho más al pueblo y favoreció a Hernán Cortés, que había logrado conformar un gran ejército con la alianza de los tlaxcaltecas, totocanas, cholultecas y huejotzincas.
Para garantizar el triunfo, los españoles y sus aliados combatieron y terminaron primero con pequeños pueblos y señoríos que vivían alrededor del Lago de Tetzcoco. Así, en mayo de 1521 rodearon y sitiaron la ciudad, impidiendo la entrada de agua y alimento para los habitantes de la Gran Tenochtitlan.
Después de muerto Cuitláhuac, Cuauhtémoc, un joven militar que estaba dispuesto a combatir a los españoles hasta el fin, a pesar de todos los problemas existentes, fue elegido emperador.
Cuauhtémoc se enfrentó con una situación terrible, el pueblo estaba muy debilitado, los alimentos y el agua escaseaban, había muchas enfermedades y los guerreros estaban muy cansados, por lo que algunos nobles y guerreros le pidieron que se rindiera, pero no aceptó y como esta sugerencia le molestó mucho, mandó matar a los que se lo propusieron, lo que originó además la división de los mexicas.
Así, a fines de mayo de 1521, los españoles ya dominaban alrededor del Lago de Tetzcoco y se preparaban para entrar a la ciudad de Tenochtitlán por las calzadas de Iztapalapa, Tacuba y Tepeyac.
Cuauhtémoc fortaleció la plaza, reunió víveres y destruyó los puentes de los canales, sin embargo el avance de los españoles solamente se pudo controlar durante 75 días, porque el 13 de agosto de 1521, los mexicas quedaron sitiados en el islote de Tlatelolco: Los españoles se apoderaron de las tres calzadas, atacaron por tierra y por los canales, destruyeron el Templo Mayor, mataron a los sacerdotes, destruyeron los edificios de la ciudad y cortaron el agua.
Cuauhtémoc, mandó que todos los mexicas se refugiaran en Tlatelolco, pero debilitado y sin posibilidades de continuar la defensa, fue detenido por los españoles y llevado ante Cortés, al que le pidió que "tomara su cuchillo y lo matara".
Cortés decidió mantenerlo prisionero porque pensaba que él sabía donde se encontraba el "tesoro de Moctezuma" y que tenían el oro que su ejército había perdido durante la noche triste, pero al no obtener respuesta, mandó que le quemaran los pies y después lo ahorcaran, junto con el Señor de Tacuba. Así murió el último emperador azteca.
Mientras Hernán Cortés tomaba y destruía la ciudad la Tenochtitlan, Pedro de Alvarado y sus hombres atacaron la plaza del mercado de Tlatelolco y aunque los mexicas les tendieron una emboscada y tomaron prisioneros a 50 de ellos a quienes sacrificaron de inmediato, ésta fue la última victoria de los mexicas, que resistieron hasta el 13 de agosto de 1521, fecha en que se rindieron.
Con la caída de Tenochtitlán y la alianza de varios señoríos indígenas, los españoles se apoderaron fácilmente del centro y ahí, en donde antes estuvo la cultura más importante de Mesoamérica y la hermosa ciudad de Tenochtitlán, los españoles empezaron a edificar la capital de la Nueva España.

Moctezuma.


Moctezuma Xocoyotzin, hijo de Axayácatl e Izelcoatzin, hija de Nezahualcóyotl, fue el gobernante de la ciudad mexica de Tenochtitlan cuyos dominios se extendieron a las ciudades de Texcoco y Tlatelolco desde 1502 hasta 1520, al arribo de los españoles. Fue elegido tras la muerte de Ahuízotl, quien falleció durante la inundación de 1502. Tenía preparación militar ya que fue tlacochcálcatl (jefe militar) durante campañas militares de Ahuizotl. Ya electo, mantuvo una política enérgica incluso hacia lo interno e implementó mecanismos para centrar el poder en su persona. Al momento de recibir el poder, los altépetl (señoríos) sometidos numéricamente eran muchos y tributaban altas cargas económicas, pero se encontraban dispersos en zonas geográficas que contenían regiones enemigas como Tlaxcala, algunos señoríos de Xoconochco y los purépechas (tarascos), por lo que enfocó su aparato militar al sometimiento de dichos altepetl poderosos, lo cual no consiguió en definitiva.

Descripción física.
Una cantidad suficiente de fuentes del siglo XVI permiten esbozar una descripción física de Motezuma. Los detalles del carácter de Motecuhzoma Xocoyotzin son contradictorios ya que al parecer, él no deseaba ser elegido
tlatoani.
"Era, pues, Motezuma hombre de mediana disposición, acompañada con cierta gravedad y majestad real, que parescía bien quién era aun a los que no le conoscían. Era delgado de pocas carnes, la color baza, como de loro, de la manera que todos los de su nación; traía el cabello largo, muy negro y reluciente, casi hasta los hombros; tenía la barba muy rara, con pocos pelos negros y casi tan largos como un xeme; los ojos negros, el mirar grave, que mirándole convidaba a amarle y reverenciarle. Era hombre de buenas fuerzas, suelto y ligero; tiraba bien el arco, nadaba y hacía bien todos los exercicios de guerra; era bien acosdiscionado, aunque muy justiciero, y esto hacía por ser amado y temido, ca así de lo que sus pasados le habían dicho, como de la experiencia que él tenía, sabía que eran de tal condisción sus vasallos que no podían ser bien gobernados y mantenidos en justicia sino con rigor y gravedad".


un hombre de hasta cuarenta años, buena estatura, proporcionado, cenceño, pocas canes, de un color no muy moreno sino con un color y matiz de indio, con el cabello no muy largo, solo le cubría las orejas, barba negra y rala, rostro alegre, ojos expresivos que denotaban amor o menester de gravedad, pulido y limpio se bañaba cada tarde, nunca utilizaba su ropa más de un día; tenía muchas mujeres por amigas y dos cacicas por legítimas mujeres, pero era limpio de sodomías. Contaba con doscientos principales en otras salas junto a la suya para atenderlo, quienes tenían que ir descalzos al visitarlo y dirigise con las palabras: "Señor, mi señor, mi gran señor" sin darle la espalda y con la vista abajo.


Primer contacto con los españoles.
En la primavera de
1519, al recibir la noticia de la llegada de extraños a la costa este del actual México, Moctezuma Xocoyotzin envió embajadores presididos por cinco nobles mexicas para investigar los relatos. Siguiendo sus detalladas instrucciones, los emisarios llevaban tres conjuntos de atavíos: uno asociado a Tezcatlipoca, otro de Tláloc, y otro de Quetzalcóatl. Cada dios nahua tenía elementos de atavío específicos, y Moctezuma creía que Cortés podía estar relacionado con Quetzalcóatl, y pensaba que si el español permitía que lo adornasen con sus atributos quedaría probado que tal relación era cierta, puesto que nadie osaría dejarse ornar de tal forma sin estar autorizado para ello por la deidad. Acaso por pura casualidad, Cortés se mostró complacido cuando lo vistieron con el traje de Quetzalcóatl. Esto aterrorizó a Moctezuma Xocoyotzin, que envió ricos presentes para evitar que se acercaran los españoles. Pero los regalos sólo excitaron la codicia de los invasores. Otros intercambios con los españoles dieron lugar a nuevas casualidades de interpretación religiosa que alimentaron el pánico místico del tlatoani: un casco militar oxidado enviado por Cortés con el encargo de que lo llenaran de oro resultó ser idéntico a una prenda de Huitzilopochtli. Tras la alianza con los tlaxcaltecas y la matanza de Cholula, Motecuhzoma envió a un embajador llamado Cihualpopoca (o Tzihualpopoca), que se hizo pasar por el propio Motecuhzoma, suplantación descubierta por intuición de Cortés e información de sus recién adquiridos aliados tlaxcaltecas.

Monumento del Encuentro en Ciudad de México.
El
8 de noviembre de 1519, se encontró con Cortés, convencido de que era el dios y sacerdote Quetzalcóatl.
La actitud de Moctezuma Xocoyotzin ha sido objeto de numerosas especulaciones. Sólo alguien que mostrara arrojo en combate, podía llegar a ser
Tlatoani y, sin embargo, los actos de Motecuhzoma Xocoyotzin muestran un gran miedo.
Moctezuma Xocoyotzin cedió ante todas las solicitudes de
Cortés ya que no pudo reunir un ejército lo bastante grande como para poder vencer a Cortés. Sus 400 hombres con 40 caballos, y más de 3000 aliados Tlaxcaltecas fueron alojados en el suntuoso palacio de Axayácatl. Las imágenes de los dioses mexicas fueron derribadas y sustituidas por imágenes cristianas, se limpió la sangre de los sacrificados y se suprimió el sacrificio humano. A los españoles se les dieron gran cantidad de presentes y se supone que, entre otros, se les entregó el ahora conocido como penacho de Moctezuma. Moctezuma aceptó ser bautizado y declarado súbdito de España, donde todavía viven sus descendientes, los condes de Miravalle.

Simbologia del encuentro.

El encuentro de dos mundos dio lugar a una unidad política, lingüística, social y cultural que caracteriza a los países que formaron la América Hispana y que se inició con el mestizaje entre españoles e indígenas y se amalgamó con las comunidades africanas para dar lugar al pueblo latinoamericano, desde México hasta la Patagonia.






La malinche: su labor fue fundamental en el proceso de conquista de México.













HERNAN CORTES


El conquistador de México nació en Medellín, Extremadura. En el año de 1485. En 1504, sediento de aventuras y oro, llego a la isla de Santo Domingo que gobernaba a la sazón el Comendador Ovando. No encontrado allí lo que anhelaba embarco para Cuba en 1511 e hizo amistad con el Adelantado Diego de Velásquez, gobernador de la Perla Antillana. Cuando el Adelantado de Cuba decidió armar a sus costas una flota para ir a la conquista de las tierras descubiertas por Hernández de Córdoba y Juan de Grijalva escogió para el cargo de jefe de la expedición a Cortés. No tardo en arrepentirse de la elección pero, por desgracia para el, ya Cortés, adueñándose del mando de la flota, abandonaba las costas de Cuba, haciendo caso omiso del patrocinador de su viaje, y enfilaba el rumbo de sus naves hacia México, es decir, hacia la fortuna ya la gloria.
Uno de los magníficos palacios construidos por Cortés para su residencia en México. Se encuentra situado en Cuernavaca, capital del estado de Morelos, y constituye un verdadero museo artístico e histórico que continuamente visitan los turistas de todas las procedencias.
















































La desnudez: símbolo de inferioridad


Se puede ver que en los indígenas destaca el hecho de que no llevaban consigo vestimenta alguna: “luego vinieron gente desnuda…”. No es difícil entender el asombro de Colón ante este hecho si pensamos en las costumbres y los valores de la cultura europea del siglo XV. Lo anterior tiene que ver con una serie de valores morales que son parte de la tradición judeo-cristiana de la que indudablemente son herederas las culturas de Occidente. Sin embargo, lo que hay que destacar es que para Colón el hecho de que los indígenas estuvieran desnudos “como su madre los parió”, según escribió, constituía una diferencia entre españoles e indios que daba cuenta de la falta de civilización de estos últimos y en consecuencia de su inferioridad.
Así, la imagen que Colón se va formando de los indígenas parte fundamentalmente de aquello que no tienen. La ausencia es parte fundamental de sus descripciones: “Me pareció que era gente muy pobre de todo […] Me pareció que ninguna secta tenían […] Esta gente muy mansa y muy temerosa, desnuda como dicho tengo, sin armas y sin ley”.


Bajo la visión cristiana de Colón, el hecho de que los indígenas no tuvieran vestimenta significaba que, dentro de la jerarquía cristiana, los indios estaban más cerca de la naturaleza que de la civilización. De ahí que los retratos que Colón hace sobre los nativos americanos en muchas ocasiones se asemejen a sus descripciones de la naturaleza: Colón decide contemplarlo todo, y la belleza física en primer lugar. A menudo sus observaciones se limitan llanamente al aspecto físico de la gente, su estatura, el color de su piel, la hermosura de sus cuerpos, y en algunas ocasiones, incluso traza similitudes entre animales y algún aspecto físico de los indígenas:
“Luego que amaneció, vinieron a la playa muchos de estos hombres, todos mancebos, como dicho tengo, y todos de buena estatura, gente muy hermosa; los cabellos no crespos, y gruesos como sedas de caballo, y todos de la frente a la cabeza muy ancha, más que otra generaciones y los ojos muy hermosos y no pequeños; y ellos ninguno prieto, salvo de la color de los canarios […] Las piernas muy derechas, todas a una mano, y no barriga, salvo muy bien hecha.


Por otra parte, la desnudez constituía, junto con otras características, un rasgo en el que Colón se basaba para argumentar que todos los indígenas hallados se parecían entre sí: “La gente toda era una con los otros ya dichos, de las mismas condiciones, y así desnudos y de la misma estatura…”
Al combinar las ideas y categorías conceptuales que Colón y los exploradores del Viejo Mundo traían consigo desde Europa con lo que observaron en las islas del Caribe, Colón construyó desde su primer viaje dos visiones sobre los indígenas: por un lado, 'los buenos salvajes', hermosos, inocentes e indefensos que eran objetos fáciles de dominación; por el otro, 'los malos salvajes', agresivos, feos y caníbales que debían ser sometidos por la fuerza y salvados de la perdición de sus propias costumbres.
De esta forma, el encuentro de dos culturas y el significado que adquirió la desnudez de los indígenas en el imaginario español, dan cuenta de la imposición de un mundo sobre otro. Los españoles llegaron al nuevo continente e impusieron sus categorías sobre la realidad que iban descubriendo. Ellos inventaron América porque crearon un mundo ficticio aplicando de manera inmediata sus paradigmas a las realidades radicalmente nuevas que encontraron. Desde que Colón llegó a América y hasta el día de su muerte pensó que lo que había descubierto era la otra vía para llegar al continente asiático, nunca cuestionó sus conocimientos ni puso en duda su fe en la palabra revelada.

sábado, 22 de agosto de 2009

A quinientos años del encuentro


La historia de la llegada de Colón a América y el encuentro de los europeos con los americanos es un relato que da cuenta de un proceso que no es tan lejano como algunos podrían pensar. Sin duda, los procesos de conquista y colonización que implican la imposición de una cultura sobre otra han sido recurrentes a lo largo de la historia mundial. Y, aún ahora, a inicios del siglo XXI, a pesar de que los métodos de conquista han cambiado, seguimos siendo testigos de imposiciones y discriminaciones basadas en el desconocimiento y el rechazo a las diferencias.



Cuando los europeos arribaron al continente Americano se enfrentaron ante la existencia de un Nuevo Mundo. No es difícil pensar en la curiosidad y el miedo que sintieron ante lo extraño, y la enorme cantidad de preguntas que surgieron frente a la existencia de pueblos desconocidos: ¿quiénes eran aquellos hombres? ¿Por qué y cómo estaban allí?
Responder a estas preguntas fueron de vital importancia las noticias que enviaban los exploradores y conquistadores sobre los hombres americanos. Entre éstas destacan las narraciones de Cristóbal Colón sobre sus viajes y descubrimientos . A través de las narraciones que hace el marinero genovés, es posible tratar de entender no sólo al hombre que está escribiendo estos relatos sino también al tiempo en el que vive, es decir, a las circunstancias históricas, sociales, económicas y culturales que condicionan sus juicios y acciones y las de otros hombres sobre los pueblos conquistados. El individuo, parafraseando al historiador inglés Edward Carr, es producto a la vez que portavoz consciente o inconsciente de la sociedad a la que pertenece y en concepto de tal se enfrenta a los hechos.